Recibido para Arbitraje: 20/03/2020
Aceptado para Publicación: 23/03/2020
Los Coronavirus son causantes de patologías tanto gastrointestinales como respiratorias, como el catarro común y el denominado síndrome respiratorio agudo grave (SARS). Aparecen en China en el año 2003 y luego el MERS en el Medio Oriente en el año 2012, y ahora una nueva neumonía atípica aparece en Wuhan- China a finales del año 2019 producida por un nuevo Coronavirus. La presente revisión se enfoca en un breve recuento narrativo del nuevo virus SARS-CoV-2 desde un enfoque microbiológico así como las respuestas inmunológicas inherentes a la infección viral.
Palabras clave: COVID-19, COVI-19, SARS-CoV-2, pandemia, respuesta inmunológica
Coronaviruses cause both gastrointestinal and respiratory pathologies, such as the common cold and the severe acute respiratory syndrome (SARS). They appear in China in 2003 and then MERS in the Middle East in 2012, and now a new atypical pneumonia appears in Wuhan-China in late 2019 caused by a new Coronavirus. The present review focuses on a brief narrative account of the new SARS-CoV-2 virus from a microbiological perspective as well as the immunological responses inherent to viral infection.
Key words: COVID-19, COVI-19, SARS-CoV-2, pandemic, immune response
Desde la aparición del Coronavirus desde 1965 aislados de secreciones respiratorias en pacientes con resfriado común, ha sido motivo de estudios por lo impresionante desde el punto de vista de su biología y de su comportamiento.
Estos virus que pertenecen a la familia de los Coronaviridae, seres vivos taxonómicamente determinados por una serie de características propias. Son virus RNA, de cadena única, muy compleja y pesada tienen un tamaño que oscila entre 27 y 32 kb, son de polaridad positiva y recubierta por una cápside mayormente lipídica, con proyecciones de superficie, que le confieren un aspecto de corona, lo cual se ha podido determinar a través de la microscopia electrónica.1
El gran tamaño de estos virus permite una alta capacidad de mutaciones en ellos, pero de forma particular, estas mutaciones serian suicidas para el virus, por lo cual ellos tiene una regulación de estos mecanismos, es realmente una actividad correctiva parta evitar su autodestrucción.2
Los Coronavirus son causantes de patología gastrointestinales como respiratorias, como el catarro común y el denominado síndrome respiratorio agudo grave SARS, que se aparece en China en el año 2003 y luego el MERS, por un Coronavirus productor de infección respiratoria en el Medio oriente en el 2012, y ahora una nueva neumonía aparece en Wuhan- China a finales del año 2019 producida por un Coronavirus a determinar.3
El nuevo Coronavirus denominado SARS-CoV-2, se propaga por toda la China continental de una manera abrumadora, y se ha convertido en un real desafío de la salud pública, donde todos los datos epidemiológicos nos llevan a que la causa de la propagación de la infección comenzó en la ciudad de Wuhan. La rapidez de la propagación viras desde los casos asintomáticos y leves, hasta los más complicados se desconoce hoy en día, de allí la importancia de conocer este microorganismo, desde el punto de vista estructural y sus factores de patogenicidad para entender esta situación, que ha creado el problema de salud publica más importante del mundo.4
Al instaurase la infección en la región de Wuhan y la aparición de múltiples casos, se comenzó a estudiar el agente etológico, un nuevo Coronavirus, con una información genética totalmente a los otros Coronavirus conocido.
A finales de diciembre de 2019, se observó un grupo de pacientes con neumonía de etiología desconocida en Wuhan, China, y se informó a la oficina de China de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Beijing, y en la primera semana de enero del 2020 se aísla un nuevo Coronavirus, llamado SARS-CoV-2, luego le dieron el nombre de 2019-nCoV y finalmente el 11 de febrero del 2020 la OMS le asigna el nombre a la enfermedad de COVID-19, que para ese momento ya había infectado más de 11.000.000 personas, con un cuadro respiratorio que se caracterizaba por tos, malestar general, fiebre y fatiga respiratoria y una tasa de letalidad del 2 al 3%, con un nivel de contagio alto de persona a persona.5,6
En las dos últimas décadas, el mundo ha visto emerger ya tres tipos de Coronavirus, y no es de extrañarse, muy probablemente es por su alta capacidad de mutación en su reservorio natural, que son los murciélagos y algunas especies de serpientes.7 El virus se transmite a la persona sana, por las gotas de saliva de la persona infectada y el tiempo de incubación oscila entre 6 a10 días.8
El COVID-19 puede causar graves daños a nivel del tracto respiratorio, el virus se puede encontrar en garganta y en nariz de los pacientes infectados, produciendo un cuadro que puede ir de leve a severo, medido por citoquinas inflamatorias que se producirán en cantidad proporcional a la carga viral infectante y a la sensibilidad del huésped con respecto a los que los receptores para el virus se refiere, estas moléculas que corresponden a un complejo llamado receptor Toll, van a producir la liberación de interleucinas, incluidas la IL-1β y la IL-6, esto produce un nivel de inflamación pulmonar importante, inclusive de fibrosis.
Por esto último es lógico pensar que el bloqueo de este proceso, sería un excelente efecto terapéutico, por ejemplo es bien conocido que la IL-37, es capaz de suprimir la respuesta inmune innata y adquirida y por supuesto inhibir el proceso de inflamación al actuar sobre el receptor, sería una actividad supresora de la respuesta inflamatoria, lo cual se daría por el aumento de la enzima Adenosina monofosfato quinasa (AMP), la cual a su vez inhibe la acción de las células del complejo mayor de histocompatibilidad de clase II, ósea se vería afectada de manera considerable la presentación del virus, otra citoquina que produciría el mismo mecanismo seria la IL-38, pero en menor grado.9
Esta respuesta es vital para el control y resolución de la infección por el SARS-CoV-2, aunque ya sabemos que puede producir inmunopatogénesis asociado con la respuesta inmune de control.
A través de las proteínas S del Coronavirus, que son de dos tipos: S1 ( que determina el tropismo celular) y el S2 ( que media la fusión celular) el microorganismo se une a la célula a un receptor que no es más que el lugar donde se libera la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), por tal manera el receptor lleva el nombre de ACE2.
Al ocurrir la unión al receptor, se fusionan las membrana y se libera el ARN del virus, llega este ARN al citoplasma y este material genético es recibido por el receptor de tipo Toll (TLR3, 7, 8 Y 9). Estas señales complejas, traerá como consecuencia la liberación de proteínas que estimularan genes productores de Interferón de tipo 1, un complejo de replicación-transcripción, se producirán inclusive ARN subgenómico, con producción de proteínas estructurales que continuarán el mecanismo de defensa, de tal manera que la unión virus-célula producirá un conjunto diverso de mediadores inmunes contra el invasor. Una vez conocido el mecanismo, podemos decir que la inmunidad innata es determinante en la eliminación del virus, y éste es el fundamento biológico, por el cual se sugiere el Interferón como terapéutica. Es importante destacar, que estos receptores del virus (ACE2), se encuentran en el tracto respiratorio inferior de los humanos, por lo cual las medidas de control tendrán que ver con este aspecto.
Tomando en cuenta la epidemiologia y las armas del virus que se conocen hasta ahora, podemos concluir que:
En el afán de entender la propagación de este virus, estudios que considero deben ser seguidos, expresan que hay una relación con la infección y el grupo sanguíneo, específicamente que las personas del grupo “A” tiene más sensibilidad a sufrir la infección que los personas de los otros grupos sanguíneos.
El grupo ABO en 3694 personas normales en Wuhan mostró una distribución del 32.16%,
24.90%, 9.10% y 33.84% para A, B, AB y O, respectivamente, versus la distribución de 37.75%, 26.42%, 10.03% y 25.80% para A, B, AB y O, respectivamente, en 1,775.
Pacientes con COVID-19 del Hospital Wuhan Jinyintan. La proporción del grupo sanguíneo A y O en pacientes con COVID-19 fueron significativamente mayores y menores, respectivamente, que eso en personas normales (ambos p<0.001). Un patrón de distribución ABO similar fue observado en 398 pacientes de otros dos hospitales en Wuhan y Shenzhen10.
Realmente son aspectos dignos de evaluar, estamos frente a un microorganismo complejo.