Esa frase bien podría resumir a la mayoría de los editores de publicaciones periódicas de Latinoamérica, los problemas económicos que han impactado a los mercados bursátiles en el mundo entero; las transacciones económicas en general están regidas por lo que se conoce como economía de mercado entendida como la organización explícita y asignación de la producción y el consumo de bienes y servicios que surge del juego entre la oferta y la demanda. Cuando la economía de los países se torna inestable ese equilibrio de oferta demanda afecta a todo el sistema económico, pero los que más sufren son los considerados como "no prioritarios" ya que son el último eslabón en la cadena de asignaciones presupuestarias y ese es precisamente el caso de las revistas periódicas de corte científico que dependen de una asignación presupuestaria para su subsistencia.
Sin deseos de convertirnos en profetas del desastre, muchas publicaciones en América latina y en el caso que nos ocupa en Venezuela pueden llegar a presentar atrasos graves en su publicación impresa que provoquen su salida de los índices periódicos, lo que significaría la muerte editorial para esas revistas. Solo las publicaciones electrónicas son capaces de sobrevivir por periodos más largos, sin embargo no son inmunes a la desaparición, debido a falta de reglas claras en su indización y a la resistencia de algunos sectores en considerarlas como verdaderas publicaciones científicas, mientras los países más desarrollados promueven y consolidan las publicaciones electrónicas como contribución a disminuir el consumo de papel derivado de pulpa de arboles, de tintas, envoltorios plásticos etc. que pueden ser contaminantes; los países más pobres desestiman su potencial y su valor científico acompañado de su impacto en la disminución del consumo energético y su aporte ecológico.
Todo esto mantiene a los editores de revistas biomédicas en "un solo lamento".
Oscar Quirós A.