Lesiones quísticas bucales diagnosticadas en pacientes atendidos en el Hospital Universitario de Maracaibo. Estado Zulia. Venezuela
Recibido para arbitraje: 10/11/2003
Aceptado para publicación: 14/06/2004
Dr. Ricardo Moncada Odontólogo. Especialista en Cirugía Buco-Maxilo-Facial. Profesor Asociado de la Facultad de Odontología de la Universidad del Zulia
Sociólogo Carmen Rosa Salazar V. Profesora Titular de la Facultad de Odontología de la Universidad del Zulia. Dirección Electrónica: [email protected][email protected]
Dra. Cecilia Bernardoni de Socorro. Profesora Titular de la Facultad de Odontología de la Universidad del Zulia.
Dra. Carmen Coromoto Morales Odontólogo. Especialista en Cirugía Bucal Profesora Titular de la Facultad de Odontología de la Universidad del Zulia
Odontólogo Jorge Bogarín MgS en Cirugía Maxilofacial.
Br. Juan Luis Salazar V. Estudiante del 6to. Año de Medicina en la Universidad del Zulia
Odontólogo Sibel Buitrago
RESUMEN
Moncada Ricardo, Salazar Carmen R, Bernardoni de Socorro C, Morales CC, Salazar JL, Buitrago S (2004). LESIONES QUÍSTICAS BUCALES DIAGNOSTICADAS EN PACIENTES ATENDIDOS EN EL HOSPITAL UNIVERSITARIO DE MARACAIBO. ESTADO ZULIA. VENEZUELA.
Se realizó un estudio retrospectivo (lapso enero 1992 - enero 2002), para determinar la prevalencia de lesiones quísticas bucales en los pacientes atendidos en el Servicio de Cirugía Buco-Maxilo-Facial del Hospital Universitario de Maracaibo, Venezuela. La población estuvo conformada por todas las personas que recibieron asistencia en el Servicio y como muestra los diagnósticos positivos de lesión quística bucal. Para la anotación de la información se utilizó una Hoja de Registro de Datos que permitió obtener, entre otros, los siguientes antecedentes: edad, sexo, ocupación, procedencia geográfica del paciente, diagnóstico de lesión quística bucal, tipo de quiste, localización y área más afectada. Los datos se procesaron utilizando un paquete estadístico computarizado denominado Estadística para Windows (Statistica for Windows), y en el análisis se identificó una tasa de 29.05 por mil individuos con lesiones quísticas bucales durante el período, así como asociación significativa entre la edad y el tipo de quiste bucal prevalente en la población y ligeras diferencias entre los sexos con relación a padecer o no la patología. Hubo prevalencia del quiste radicular apical, seguido del quiste dentígero, localizándose predominantemente en la mandíbula y maxilar superior, resultando las áreas más afectadas la anterior del maxilar superior y posterior izquierda de la mandíbula. Los resultados obtenidos permiten concluir que la prevalencia de lesiones quísticas bucales debe ser precisada en la región para obtener su tasa exacta de expresión y realizar exámenes a la población que permitan identificar precozmente los signos y síntomas de la patología y aplicar el tratamiento necesario.
ABSTRACT
Moncada Ricardo, Salazar Carmen R, Bernardoni de Socorro C, Morales CC, Salazar JL, Buitrago S (2004). INJURE CYSTIC BUCCAL DIAGNOSED IN ASSISTED PATIENTS IN THE UNIVERSITY HOSPITAL OF MARACAIBO. ZULIA. VENEZUELA
A retrospective study was done (January 1992 - January 2002) to determine the prevalence of buccal cystic lesion in the patients attended in the Service of Bucco-Facial Maxillary Surgery of the University Hospital of Maracaibo, Venezuela. The population was conformed by all the people that received attendance in the Service and like sample the positive diagnoses of buccal cystic lesion. For the annotation of the information a Leaf of Registration of Data was used that allowed to obtain, among other, the following antecedents: age, sex, occupation, and the patient's geographical origin, diagnosis of the cystic lesion of the mouth, cyst type, localization and more affected area. The data were processed using a package statistical on-line denominated Statistic for Windows, and in the analysis a rate of 29.05 was identified by a thousand individuals with buccal cystic lesions during the period, as well as significant association between the age and the type of cyst buccal prevalence in the population and slight differences among the sexes with relationship to suffer or not the pathology. There was prevalence of the radicular apical cyst, followed by the dentígerous cyst, being located predominantly in the jaw and maxillary superior, being the affected areas the previous of the maxillary superior and later left of the jaw. The obtained results allow to conclude that the prevalence of buccal cystic lesions should be specified in the region to obtain its exact rate of expression and to carry out exams to the population that you/they allow to identify the signs and symptoms of the pathology precociously and to apply the necessary treatment.
KEY WORDS: Cystic Lesion of the Mouth, Prevalence, Odontogenic Cysts, Non Odontogenic Cysts, Inflamatory Cysts, Area Localization Cyst , Age, Sex, Occupation, Geographical origin.
INTRODUCCIÓN
Las lesiones quísticas bucales, constituyen cavidades patológicas con contenido líquido, semi líquido o gaseoso, secretado por las células que tapizan la cavidad o procedente del líquido tisular. Este líquido o semi líquido puede ser: claro, turbio, incoloro o de color, fluido, acuoso o espeso, viscoso y cremoso, y contiene cristales de colesterol. Las lesiones suelen estar revestidas de epitelio en su cara interior y en el exterior por tejido conectivo 1,2,3. La sustancia contenida es un rasgo predominante en proporción al tamaño de la masa total de tejido4.
No hay una posición única referente a su etiología; su aparición en los maxilares puede obedecer a mecanismos etiopatogénicos, tales como: hiperplasias de origen inflamatorio (quiste radicular), alteraciones del desarrollo e inclusiones del tejido ectópico3. Pero, a pesar de su origen, presentan un comportamiento clínico similar; su crecimiento es lento, expansivo, no infiltrante, respondiendo a un aumento de presión interior y no a proliferación tisular. La presión hidrostática en el interior del quiste, responsable de su expansión, produce alteraciones metabólicas en las zonas adyacentes, con predominio de destrucción ósea1,2.
Con relación a sus signos y síntomas, Howe (1987), considera que no es raro que un quiste carezca por completo de síntomas y el paciente ignore su presencia hasta que su odontólogo o médico lo diagnostica. En otros casos, la presencia de tumefacción o secreción intrabucal hacen que el paciente solicite ayuda profesional 2. Refieren Wood y col (1998), que aunque algunos quistes pequeños no presentan signos clínicos y sólo se pueden identificar mediante radiografías, la generalidad se caracteriza por tumefacción. A pesar que la expresión "crepitación de cáscara de huevo", se ha relacionado durante mucho tiempo con los quistes intra óseos, la palpación puede mostrar que la tumefacción es francamente fluctuante o sólida como el hueso5.
La infección aguda de un quiste puede causar un absceso agudo extenso, si bien las infecciones menos graves, causan sólo dolor sordo y palpitante. En los quistes mandibulares grandes este síntoma puede acompañarse de disminución de la sensibilidad del labio inferior. En algunos casos, el dolor y la alteración de la sensación labial pueden ser consecuencias de un quiste no infectado en la mandíbula y, en tales circunstancias, por lo general se atribuyen los síntomas a la presión de la formación hacia el epitelio 3.
En los pacientes total o parcialmente edéntulos, un quiste puede ser motivo de malestar por debajo de la prótesis o causar dificultades cuando se utilizan. Conforme la lesión se expande, los dientes naturales vecinos pueden moverse o inclinarse produciendo mal oclusión o pérdida de la prótesis 3,4.
Los signos varían de una zona a otra. El color de los tejidos blandos que cubren un quiste puede ser normal; sin embargo, cuando la lesión perfora al hueso de revestimiento, los tejidos blandos muchas veces tienen un tono azuloso sí el quiste no está infectado, y color rojo oscuro sí presenta infección aguda, caso en el cual los tejidos son sensibles al tacto 6.
Sí bien los quistes maxilares pueden expandirse a expensas de las láminas óseas vestibular o palatina, los quistes mandibulares situados en el cuerpo del hueso afectan la lámina vestibular y sólo pocas veces la lingual; de hecho, es raro que la expansión del lado lingual de la mandíbula sea el resultado de la presencia de un quiste, y muchos clínicos experimentados consideran que dicha expansión del cuerpo mandibular es signo de un tumor, hasta que se demuestre lo contrario, signo que en ocasiones, se relaciona con la presencia de un queratoquiste odontogénico 3.
Existen múltiples clasificaciones de las lesiones quísticas bucales, dependiendo estas de su origen, etiología o localización. Sapp y col (1998) clasifican los quistes en odontógenos y embrionarios o no odontógenos 7. Los primeros derivan de las siguientes estructuras epiteliales:
Restos de Malassez, restos de la vaina epitelial radicular de Hertwig que persisten en el ligamento periodontal después de completarse la formación de la raíz.
Epitelio del esmalte reducido, epitelio residual que rodea la corona del diente después de completarse la formación del esmalte.
Restos de la lámina dental (restos de Serres), islotes y tiras de epitelio que se originan en el epitelio oral y permanecen en los tejidos después de inducir el desarrollo del diente.
Estas tres fuentes de epitelio odontógeno representan los grupos sobre los cuales se puede fundamentar una clasificación histogenética de los quistes odontógenos 7.
En el caso de los quistes embrionarios de las regiones bucales, se han considerado los quistes derivados del epitelio presente durante el desarrollo embrionario, estimándose que algunos quistes de los maxilares se desarrollaban a partir del epitelio que resulta secuestrado a lo largo de las líneas embrionarias de sutura. La idea es que el secuestro de epitelio no tiene lugar en dicha localización durante la embriogénesis. Los dos quistes que permanecen en esta categoría, el quiste del conducto nasopalatino y el quiste nasolabial no son de origen fisural 7.
Howe (1987) clasifica los quistes en odontogénicos y no odontogénicos. Los primeros (dentígeros o foliculares), se relacionan con la corona de un diente no erupcionado. La presencia de un diente o raíz necrótico es característica del quiste dental o radicular. Por otra parte, refiere que existe variedad de quistes no odontogénicos, siendo el más común el quiste del conducto incisivo 2.
En este estudio se utilizó la clasificación citada por Bascones, y propuesta en el año 1998 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para los quistes epiteliales e inflamatorios, la cual se cita a continuación 4:
1.1.2. No odontogénicos: Quiste del conducto nasopalatino, quiste nasolabial (nasoalveolar), quiste mediano palatino alveolar y mandibular.
Inflamatorios.
2.1. Quiste radicular (apical, lateral o residual)
2.2. Quiste paradental (colateral inflamatorio)
2.3. Quistes no epiteliales:
2.3.1. Quiste óseo solitario
2. 3.2. Quiste óseo aneurismático
Los quistes epiteliales del desarrollo, odontogénicos, el quiste folicular, llamado también dentígero, coronodentarios, dentíferos, del desarrollo o embrionarios, se define como un quiste que se desarrolla en el órgano adamantino de un diente que aún no ha erupcionado. Son por tanto quistes odontogénicos epiteliales, consecutivos a alteraciones del desarrollo 5. Siempre están en relación con dientes retenidos. En su etiología se describen además los trastornos en el desarrollo del germen dentario, factores genéticos, procesos degenerativos de la pulpa adamantina, acompañados de hipoplasia del esmalte y lesiones inflamatorias del germen dentario 7.
En los quistes foliculares a la exploración clínica se evidencia una falta dentaria y, en ocasiones, hinchazón en la zona, alrededor del diente afectado, con un tacto duro, que puede, en ciertos casos, ocasionar asimetría facial 3.
Su crecimiento es lento, sin generar dolor o molestias, la presión del quiste origina movimientos migratorios del diente en una dirección contraria a la erupción, que al igual que el quiste radicular, será hacia la zona donde existe menor resistencia, con relación al diente afectado 7.
Estos quistes afectan las corticales con facilidad, provocando expansión de ambas láminas indistintamente, de un modo progresivo e indoloro, pueden desplazar e incluso reabsorber a dientes próximos. Su expansión suele ser según su localización 7.
Los quistes foliculares pueden complicarse con un proceso infeccioso, pudiendo aparecer fístulas desde el quiste hasta la superficie de la mucosa vestibular o lingual. Otras complicaciones posibles son la transformación hacia ameloblastoma o carcinoma 7.
Los quistes foliculares, origina una imagen radio lúcida, perfectamente ubicada alrededor de la corona del diente retenido. Presentan alrededor bordes hiperostóticos, por tanto, radiopacos, y una lesión bien delimitada, generalmente unilocular que se incluye en el interior de la corona del diente, dejando fuera la raíz dental. El diente está desplazado de su posición habitual 7.
Histopatológicamente se puede observar en los quistes foliculares, una lesión cuya pared está formada por una capa de tejido conjuntivo, revestida en su interior por un epitelio escamoso estratificado, o bien por un epitelio de 2 ó 3 filas de células con abundancia de mucina, y otras ciliares queratinizadas. La capa de tejido conjuntivo contiene haces colágenos con infiltrado linfocitario, células plasmáticas y cristales de colesterol. Puede existir en esta capa, islote de epitelio odontogénico, estando la cavidad rellena de un líquido amarillento, hemático, lechoso o purulento, con cristales de colesterol, proteínas y células en proceso de degeneración 1.
El queratoquiste odontogénico, también llamado quiste primordial, deriva de la lámina dura y se define como un quiste disgenético que aparece en las zonas maxilares que albergan dientes, o distalmente respecto a los terceros molares 1.
En cuanto a su clínica, lo más frecuente es que sean asintomáticos. No obstante puede aparecer aumento de tamaño de la zona afectada con la consiguiente deformidad. En ocasiones su existencia es advertida después de una fractura patológica 1.
Cuando se infecta, suele aparecer dolor, añadido a la clínica típica, y en ocasiones trayecto fistuloso. Del mismo modo, pueden producir neuralgias, y otros síntomas de irritación del nervio dentario inferior, e incluso asociaciones a otras patologías 1.
En un principio expande las corticales, haciéndolas crepitar, para finalmente destruirlas. En ningún momento es doloroso y su localización principal es la región del ángulo mandibular, aunque excepcionalmente puede aparecer en el centro mandibular, desplazando los incisivos y provocando sensibilidad en la zona 1.
Una característica importante es el índice de recidiva, tan frecuente de estos quistes después del tratamiento quirúrgico 1.
Con relación a su radiología, se reporta que presentan imágenes similares a la de otros quistes. Es una lesión osteolítica uni o multilocular semejante sobretodo a la de los quistes foliculares, aunque su tamaño es un factor importante, pues suelen ser habitualmente mayor de 2 a 4 cm y generalmente, más del 90%, se presentan en zonas distales a caninos, localizándose en un 50% de los casos en el ángulo mandibular 1.
La cortical ósea suele ser lisa, aunque en algunos casos es festonada e irregular, pudiendo confundirse con quistes multifoliculares. Frecuentemente son redondos, de tamaño variable, llegando incluso a invadir tejido blando, cuando rompen corticales. Se asocian a dientes incluidos y aunque no es habitual pueden desplazar los dientes cercanos, reabsorbiendo sus raíces 1.
Histológicamente los queratoquistes odontogénicos se caracterizan por tener una capa fina de tejido conjuntivo con epitelio poli estratificado de tipo escamoso, con unas 4 a 8 capas de células, queratinizado y sin proyecciones papilares del epitelio 1.
El estrato basal está formado por epitelio cilíndrico o cúbico, y sí existen células espinosas, pueden ser vacuoladas. En muchas ocasiones, se producen micro quistes satélites a partir de proliferaciones abultadas del estrato basal hacia la pared de tejido conjuntivo. Este micro quistes son habitualmente responsable de las recidivas post quirúrgicas 1.
En el grupo de quistes epiteliales de desarrollo, se encuentran los quistes de erupción, que se localizan sobre la corona de un diente primario o permanente que no ha erupcionado y evoluciona fuera del hueso, sobre las partes blandas. Estos quistes también se denominan hematoma eruptivo. Su color es azulado, con consistencia dura o fluctuante. Su contenido hemático es el que le da la coloración. Suele aparecer en las áreas del segundo molar temporal o del primer molar permanente, y es más frecuente en el maxilar superior. Es completamente asintomático, haciéndose sensible sólo en caso de reinfección 1.
Radiográficamente no es evidente, y su diagnóstico diferencial se circunscribe a lesiones de origen vascular, tales como linfagiomas alveolares o hematomas 1.
El quiste periodontal lateral, tiene su origen en problemas del desarrollo, aunque también se sugiere un origen inflamatorio, identificándolo con el quiste paradental. Su relación con la posición que ocupa lo hace difícilmente distinguible del quiste gingival adulto 1.
En cuanto a su histología, aparece un epitelio lineal, fino, no queratinizado, escamoso, de 3 capas de células claras, ricas en glicógeno, provenientes de la lámina dental. El tejido conectivo que lo rodea está separado del epitelio por una interfase marcada, y no presenta signos de inflamación 1.
El quiste odontogénico glandular, fue descrito por Gadner, quien lo consideró una lesión poco frecuente en los maxilares, y difícil de encuadrar entre los quistes odontogénicos. También se le conoce como quiste sialoodontogénico, término que ha sido abandonado por la mayoría de los autores, pues la presencia de células mucosas no justifica un origen de glándulas salivares, dato que se constata por el propio origen odontogénico de la lesión. La clínica suele ser indolora, con inflamación, generalmente, en la región mandibular 8
Radiográficamente, la lesión puede ser uni o multilocular con límites bien definidos, pero sin características propias que permitan distinguirla de cualquier otra entidad radiolúcida de los maxilares 1.
Continuando con la clasificación de la OMS referida por Bascones R (2000), se mencionan los quistes epiteliales no odontogénicos 4.
a) Quiste del conducto nasopalatino: se desarrolla a partir de los restos epiteliales del conducto nasopalatino o conducto palatino. Es el más frecuente de los quistes no odontogénicos. En un principio fue descrito como un único y supernumerario seno paranasal, inmediatamente por encima de los incisivos superiores. Actualmente este concepto está descartado 8.
Su etiopatogenia es discutida. La mayoría de los autores abogan porque se forma a partir de los islotes epiteliales de Malassez y restos epiteliales del conducto nasopalatino. Se plantea la posibilidad que sea un quiste de retención mucosa por bloqueo de los conductos glandulares mucíparos. No obstante, la conexión entre la luz del conducto y las glándulas mucosas ha sido comprobada en muy pocas ocasiones, y es discutible que la presión de una secreción salivar pudiera provocar osteolisis 8.
Otras explicaciones abogan por el crecimiento derivado de un traumatismo repetido y continuado del conducto incisivo, bien sea por prótesis desajustadas o por la masticación. Este razonamiento se invalida si se considera que la frecuencia de estos quistes es baja, mientras que los traumatismos masticatorios como el número de prótesis desajustadas es alto. Otras presunciones plantean un origen infeccioso proveniente de la cavidad bucal o las fosas nasales, pero esto parece poco probable, ya que la comunicación entre dichas estructuras y el canal incisivo es rara. La presencia de melanina en el interior del quiste, en algunos casos, desarrolla otras varias elucidaciones 8.
Algunos autores evidencian melanocitos en el quiste, lo que justifica la presencia de melanina. Otros hablan de un desarrollo a partir de la degeneración de neuronas olfatorias, y otros exponen la posibilidad del desarrollo a partir de restos del órgano de Jacobson 8.
Clínicamente suele ser asintomático, siendo su hallazgo casual, localizándose exactamente en la línea media entre las raíces de ambos incisivos centrales superiores 8.
La sintomatología más frecuente es la inflamación, rasgo que rara vez causa deformación facial, pero que provoca desajuste de las prótesis. La coloración rojiza de la mucosa palatina es otro dato a considerar. Pueden aparecer parestesias o hiperestesias de la región palatina, sensación de presión e incluso neuralgias. La posibilidad de sobre infección puede hacer pensar en la existencia de trayectos fistulosos y salida de pus, entre otros 8.
En cuanto a los dientes adyacentes, la vitalidad se mantiene, y si el quiste está muy alto puede provocar desplazamiento distal de las raíces, con el consiguiente acercamiento hacia mesial de las coronas de los incisivos, aunque esto suele ser raro 8.
Se ha descrito también abultamiento de la cavidad nasal, que puede llegar a provocar obstrucción nasal y pérdida de olfato. Radiográficamente el quiste nasopalatino manifiesta una imagen típica radio lúcida cistiforme, frecuentemente superpuesta a los ápices de los incisivos centrales, sobre la que se puede superponer la imagen radiopaca de la espina nasal anterior, provocando la típica imagen en corazón de naipes, imagen en la que pueden influir, del mismo modo, la superposición del tabique nasal. No suele haber rizalisis incisiva 8
Con respecto a su histología, el tipo de epitelio que se presenta varía según la proximidad intraconductual del quiste a las fosas nasales y cavidad bucal. Si se localiza en la parte superior, el epitelio puede ser respiratorio, de células caliciformes, mientras que en una localización más inferior, el epitelio tiende a estar compuesto por células cuboides, pudiendo llegar incluso a encontrarse epitelios escamosos con glándulas mucosas 8.
Igualmente, aparecen vasos sanguíneos, células nerviosas, en ocasiones glándulas mucosas, sebáceas, pequeños cálculos, y poco frecuente melanina. El epitelio alberga en su interior un líquido de aspecto viscoso, que contiene células sanguíneas, células epiteliales descamadas, bacterias, electrólitos, proteínas, colágeno y otros componentes. Su viscosidad viene condicionada por la cantidad de ácido hialurónico que esté presente 8.
b) Quiste nasoalveolar, también llamado quiste nasolabial, es un quiste fisurario que se localiza en el proceso alveolar, cerca de la base de la fosa nasal, y fuera del hueso. Su afectación ósea es de forma secundaria 8,9.
Su origen parece ser a partir de restos epiteliales de las líneas de fusión de los procesos globular, nasal lateral y maxilar. Esta lesión es poco frecuente, y manifiesta una clínica caracterizada por hinchazón del pliegue nasolabial, con distorsión de los orificios nasales, dilatación de la aleta nasal, y abultamiento del labio superior. Generalmente es unilateral, y las lesiones pueden ser fluctuantes o bien duras y elásticas 8,9,10.
Su radiología es anodina, pues al ser en partes blandas, no suele generar manifestaciones radiográficas 7,8.
Su diagnóstico diferencial debe ser con abscesos dentó alveolares agudos, teniendo en cuenta que los dientes son vitales, con un forúnculo nasal, con quiste de extravasación mucosa y con adenomas salivares quísticos 7,8,9.
Epidemiología de las Lesiones Quísticas Bucales
Diferentes estudios 11,12,13 reportan incremento en la aparición de estas lesiones debido a la falta de cuidado periódico, al no acudir la población a consulta odontológica rutinariamente, fomentándose así situaciones de riesgo derivadas de estas malformaciones.
Se ha determinado una tasa de 7 lesiones quísticas bucales por cada 1.000 individuos que asisten a consulta en instituciones médicas norteamericanas12,9, al igual que 9 por cada 1.000 individuos en la Comunidad Económica Europea 3.
En Alemania, se reporta una prevalencia de 5.6 lesiones quísticas bucales tratadas quirúrgicamente en pacientes masculinos entre 18 y 65 años, y 3.4 lesiones en pacientes femeninos entre 18 y 65 años, por cada 1.000 pacientes 10.
En Francia, una investigación realizada en 1994, evidenció una prevalencia de 7.1 lesiones quísticas bucales diagnosticadas en pacientes de 18 a 75 años 14, por cada 1.000 pacientes.
En naciones no industrializadas este tipo de lesión alcanza tasas de 12 por cada mil individuos 15,16,17. En la India, se reportaron 16 lesiones quísticas bucales por cada 1.000 personas 16. Otros estudios refieren prevalencia de 1.3 lesiones bucales en niños 17, y 4 lesiones por cada 1.000 pacientes de la tercera edad 18.
En Venezuela, Aumaitre de Alberti (1989), estudió una muestra de 1.141 quistes de la cavidad bucal, cabeza y cuello y otras regiones anatómicas en un grupo de niños entre 0 y 12 años, atendidos en el Hospital J:M. De los Ríos (1946-1984) y Facultad de Odontología de la Universidad Central de Venezuela (1968-1984). La autora reporta que la frecuencia de los quistes odontogénicos fue de 0.67 con relación a otras localizaciones, siendo el quiste dentígero y el periodóntico apical los más frecuentes en esta población19. En Maracaibo, se desconoce la prevalencia de las lesiones quísticas bucales, lo que impide establecer acciones de carácter institucional para la prevención, diagnóstico y tratamiento de estas patologías, que sin la atención apropiada pueden derivar en lesiones de carácter maligno.
Con relación a la frecuencia de los quistes, se señala que es superior para los quistes odontogénicos epiteliales, siendo el más frecuente el radicular, seguido de los foliculares 1,20. Estos quistes parecen tener preferencia por el sexo masculino, presentándose entre los 11 y los 30 años; fundamentalmente en el área de los terceros molares inferiores, seguidos de caninos superiores, segundos premolares inferiores y terceros molares superiores 1,21,22.
Los quistes foliculares, aparecen en la segunda década de vida, siendo más frecuente en el maxilar inferior. Pueden ser solitarios o presentar carácter múltiple 6.
El queratoquiste odontogénico suele estar comprendido entre el 5 y 17% de todos los quistes de los maxilares. Se caracteriza por su alto índice de recidivas después del tratamiento. Su frecuencia mayor se ubica en individuos con edades entre 25 y 35 años, siendo más raro en adolescentes y personas mayores, aunque no improbable. Su localización más habitual es la mandíbula7.
Entre los quistes epiteliales de desarrollo, se tienen los quistes de erupción que aparecen en la primera y segunda década de vida, sin predilección por sexo 7.
El quiste odontogénico glandular, parece tener preferencia por el sexo masculino y la edad de aparición está en torno a la quinta década, aunque hay casos descritos a distintas edades 3,7.
El quiste nasopalatino, entidad patológica no odontogénica, puede presentarse a cualquier edad, aunque se diagnostica principalmente en la sexta década de la vida, quizás favorecido por su lento crecimiento y su clínica anodina. Aparece con más frecuencia en el sexo masculino. Mientras, el quiste nasoalveolar es más frecuente en el sexo femenino 18.
Por último debe quedar establecido que las lesiones quísticas bucales pueden impedir la correcta masticación 2, dificultan la deglución, respiración y otras funciones localizadas en la región bucal 5, y como se ha expuesto, pueden derivar en lesiones de carácter maligno que afectan la salud integral del individuo 21. Por ello, se requiere su diagnóstico temprano, para aplicar los correctivos necesarios y evitar las consecuencias derivadas de su evolución.
Identificar la prevalencia de lesiones quísticas bucales en la población, permitiría al especialista en Cirugía Bucal y Maxilo Facial, dirigir su atención hacia estas y elaborar protocolos de tratamiento adecuados que permitan recuperar la salud bucal del individuo afectado por la alteración.
En razón de lo expuesto, en esta investigación, se registran las lesiones quísticas bucales que se han diagnosticado, en el Servicio de Cirugía Buco- Maxilo-Facial del Hospital Universitario de Maracaibo en el período 1992- 2002, determinando: prevalencia, tipo de lesión, área de localización y clasificación; contribuyendo con conclusiones y recomendaciones que permitan concienciar a la población y profesionales de la Odontología con relación a la necesidad de definir acciones para la prevención de estas lesiones.
II. Materiales y Métodos
La población estuvo constituida por la totalidad de los individuos con lesiones bucales que acudieron al Servicio de Cirugía Buco-Maxilo-Facial del Hospital Universitario de Maracaibo en el lapso enero 1992 - enero 2002; y la muestra por los pacientes con diagnóstico de lesión bucal quística que recibieron o no-tratamiento quirúrgico.La investigación utilizó el método indirecto de observación, referido por Sabino (1995), como la recolección de los datos de fuentes que compilan la información requerida. Asimismo, siguiendo los criterios expuestos por éste autor, el recurso metodológico que se utilizó como instrumento de recolección de datos fue una ficha clínica en la que se especificaron las variables: edad, sexo, procedencia geográfica del paciente, diagnóstico de la lesión, tipo y localización. Para el análisis de los datos se aplicaron medidas de tendencia central y pruebas de asociación entre variables.
III. Resultados
En el lapso enero 1992- enero 2002 se atendieron en el Servicio de Cirugía Buco-Maxilo-Facial del Hospital Universitario de Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela, 4.200 pacientes; grupo en el que se diagnosticó a 122 individuos, lesiones quísticas bucales; siendo la tasa de esta patología para el periodo de 29.05 por mil; observándose entre 1993 y 1998, la cantidad mayor de casos, exceptuando 1995 en el cual disminuyen significativamente (tabla 1). Las tasas para los años que integran el tiempo estudiado oscilaron entre 42.85 y 11.90%o.
Las lesiones quísticas bucales diagnosticados en los pacientes se concentran en la subclasificación: odontogénicas, no odontogénicas e inflamatorias, predominando, ligeramente, la lesión odontogénica con relación a la no odontogénica e inflamatoria: 59%, 57% y 6% respectivamente (tabla 2).
En los gráficos y tablas subsiguientes se especifica la distribución de las lesiones quisticas bucales diagnosticadas según sexo y edad de las personas afectadas. Con relación al sexo, se pudo identificar un ligero predominio de los quistes odontogénicos e inflamatorios en el sexo masculino sin que esta supremacía pudiese llegar a catalogarse significativa mediante la prueba estadística aplicada (?2) (gráfico 1).
La revisión de los datos relacionados con la edad y lesiones quísticas bucales diagnosticadas, permitió reconocer que en los primeros años de vida del individuo aparecen con más frecuencia los quistes odontogénicos, no odontogénicos e inflamatorios, específicamente entre los 10 y 49 años se concentran el 78.68% de los casos. A partir de los 49 años disminuye el diagnóstico de patología quística bucal y no se identificaron casos con más de 69 años. La prueba ?2 de independencia entre variables permitió verificar asociación muy significativa entre estas variables, reportándose un ?2 calculado superior al de la tabla a una probabilidad de 0.001 (tabla 3).
La ocupación y procedencia geográfica fueron otras variables consideradas en la investigación y se estudió su asociación con la prevalencia de las lesiones quísticas bucales. Al respecto, se identificaron relaciones significativas entre la variable ocupación y patología quística. La distribución de la patología entre las ocupaciones se concentró, fundamentalmente en los obreros, estudiantes y amas de casa (gráfico 2). La procedencia geográfica, como se observa en el gráfico 3, no fue un factor discriminatorio en la distribución de la enfermedad.
De las sub clasificaciones de los quistes odontogénicos, no odontogénicos e inflamatorios, se diagnosticaron en los pacientes los siguientes: quiste del recién nacido, quiste dentígero, quiste odontogénico residual, quiste del conducto nasopalatino, quiste radicular apical y quiste óseo aneurismático. De estos los más prevalentes fueron: el quiste dentígero y el quiste radicular apical (tabla 4).
Los quistes se localizaron, fundamentalmente, en la mandíbula, seguido de la localización en el maxilar superior y lengua (gráfico 4).
Con relación a las áreas de localización en maxilar superior y mandíbula, las zonas más afectadas fueron: anterior y posterior izquierdo, respectivamente (tabla 5).
Los quistes dentígeros tuvieron preferencia por la mandíbula área posterior izquierda y los radicular apical por el maxilar superior área anterior (tabla 6)
El tipo de quiste se asoció al sexo y edad de las personas, identificándose que los quistes dentígeros y radicular apical aparecen con más frecuencia en el sexo masculino y los nasopalatinos en las mujeres (gráfico 5).
La edad apareció significativamente asociada al tipo de quiste diagnosticado en las personas que atendidas en el Servicio de Cirugía Buco-Maxilo-Facial del Hospital. Así, se evidencia prevalencia mayor de quiste dentígero en el grupo de 10 a 29 años (33.6%), en tanto que el quiste radicular apical es más prevalente en las personas con edades entre 20 y 49 años (33.61%). La prueba ?2 de la independencia entre variables permitió comprobar esta asociación (tabla 7) Discusión
La relación casos con diagnóstico de lesiones quísticas bucales y pacientes totales atendidos en el Servicio de Cirugía Buco-Maxilo-Facial del Hospital Universitario de Maracaibo, para el lapso enero 1992- enero 2002, proporcionó una tasa de 29.05 por mil personas con este tipo de lesión para los 10 años de estudios considerados. Tasa significativamente alta sí se contrasta con los resultados reportados por Horch (1995) de 5.6 y 3.4 lesiones quísticas en pacientes masculinos y femeninos residentes en Alemania; Tomasi (1996), 7 lesiones quísticas bucales por cada 1.000 individuos que asisten a consulta en Norteamérica; Raspall (1997), 9 por cada 1.000 individuos en la Comunidad Económica Europea y Oettinger y col (1999), 7.1 lesiones quísticas en pacientes franceses de 18 a 75 años por cada 1.000 individuos 10,9,3,14.
Las tasas calculadas para la población que asiste a la consulta del Servicio de Cirugía Buco-Maxilo-Facial del Hospital Universitario de Maracaibo, son superiores a las reportadas por Corrao (1997) y Calzadilla (1998), quienes refieren para países no industrializados tasas de 16 y 12 lesiones por cada mil individuos 16,15. En este estudio las tasas oscilaron entre 11.90 y 42.85 por mil.
Con relación a las variables epidemiológicas analizadas (edad, sexo y ocupación), se pudo identificar que las lesiones quísticas bucales aparecen con más frecuencia en el sexo masculino. No obstante las diferencias en la distribución de la patología en concordancia con el sexo no son tan significativas como las reportadas por Horch (1995) en su estudio realizado en Alemania 10. Las disparidades determinadas en esta investigación no pueden catalogarse significativas dados los resultados de la prueba estadística aplicada (A2).
En la literatura revisada no se informa de diferencias en la distribución de la patología basándose en la edad y ocupación de los pacientes. Horch (1995) y Oettinger y col (1999)10,14, informan los resultados de sus estudios para grupos poblacionales de 18 a 65 años, y 18 a 75 años, respectivamente; sin señalar discrepancias entre las edades. En este estudio, estas diferencias fueron identificadas, pudiéndose considerar la edad y ocupación de las personas íntimamente asociadas a la distribución de las lesiones quísticas bucales. Así, con relación a la edad se estableció que en los primeros años de vida del individuo aparecen con más frecuencia los quistes odontogénicos, no odontogénicos e inflamatorios, específicamente entre los 10 y 49 años se concentran el 78.68% de los casos. A partir de los 49 años disminuye el diagnóstico de patología quística bucal y no se identificaron casos con más de 69 años.
Aunque la relación ocupación y prevalencia de lesiones quísticas bucales pudiese estar sesgada; en este estudio se evidenció esta asociación. La distribución de la patología entre las ocupaciones se concentró, fundamentalmente en los obreros, estudiantes y amas de casa.
Bascones (2000) señala que el quiste más frecuente es el radicular seguido de los dentígeros o foliculares con preferencia por el sexo masculino 4. Los resultados obtenidos en este estudio son similares a lo descrito por el autor, el quiste radicular se diagnosticó con más frecuencia (44.28%), seguido del quiste dentígero (40.10%) y mostraron preferencia por el sexo masculino.
Agrega, Bascones (2000), con relación a los quistes dentígeros que éstos aparecen en la segunda década de la vida y son más frecuentes en la mandíbula. En el estudio, los quistes dentígeros aparecieron con más frecuencia en la segunda y tercera década de la vida; localizándose, fundamentalmente, en el área anterior del maxilar superior y posterior izquierdo de la mandíbula 4.
Para Shaffer (1986) 20, el quiste nasopalatino se diagnostica, fundamentalmente en la sexta década de la vida y aparece con más frecuencia en el sexo masculino. Los resultados de este estudio difieren de lo señalado por Shaffer, encontrándose este tipo de quiste en la cuarta década de la vida y afectando, fundamentalmente, al sexo femenino.
Por último, se debe destacar que en este estudio la edad aparece igualmente asociada al tipo de quiste diagnosticado en las personas atendidas en el Servicio de Cirugía Buco-Maxilo-Facial del Hospital Universitario de Maracaibo, se comprobó más prevalencia del quiste dentígero en el grupo de 10 a 29 años (33.6%) y el quiste radicular apical en las personas con edades entre 30 y 49 años (33.61%).
Conclusiones
Las lesiones quísticas bucales representan el 29.05 por mil de todas las lesiones diagnosticadas en el Servicio de Cirugía Buco-Maxilo-Facial del Hospital Universitario de Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela, en el período enero 1990- enero 2000.
El análisis de los datos revela un leve predominio de las lesiones quísticas bucales en el sexo masculino.
Las lesiones quísticas bucales son más frecuentes en la 2da, 3era., 4ta. y 5ta. década de la vida. En la infancia son menos frecuentes, representando un 10.66% de la totalidad de los quistes en menores de 10 años.
Los obreros, estudiantes y amas de casa son los grupos más afectados por estas lesiones. Sin embargo, debe establecerse que esta relación pudiese estar sesgada por cuanto estos grupos fueron los que predominaron en la muestra estudiada. Estudios en muestras probabilísticas y estratificadas aportarían más confiabilidad y validez.
Las lesiones odontogénicas y no odontogénicas, representan el 48.36% y 46.72%, respectivamente, de lesiones quísticas bucales diagnosticadas.
En el diagnóstico hubo prevalencia de los quistes dentígeros y radicular apical con 40.10% y 44.28%, respectivamente. Estos aparecieron con más frecuencia en el sexo masculino y los quistes nasopalatinos se encontraron más en las mujeres.
Los quistes se localizaron, fundamentalmente, en la mandíbula (64.75%) y maxilar superior (34.43%), afectando áreas tales como: lado derecho y anterosuperior del maxilar superior y lado izquierdo de la mandíbula.
Recomendaciones
Realizar estudios epidemiológicos en todos los servicios de cirugía buco-maxilo-facial de los hospitales del Estado Zulia, con la finalidad de precisar la prevalencia y características de los grupos humanos en los que se diagnostique la alteración.
Elaborar registros confiables y válidos que permitan identificar la relación entre las variables epidemiológicas y la patología estudiada.
Concienciar a los padres y representantes, y a toda la población con relación a la necesidad de ejecutarse evaluaciones bucales periódicas para identificar precozmente síntomas y signos de las lesiones quísticas bucales, dado que las mismas progresan lentamente y muchas veces no producen dolor, y su permanencia en la boca puede ser un precedente para una lesión maligna.
Conformar una base de datos con participación de los hospitales, Instituto de Investigaciones Odontológicas de la Facultad de Odontología de la Universidad del Zulia y Programa de Post Grado en Cirugía Bucal.
Dado que los estudiantes constituyen uno de los grupos poblacionales más afectados por la patología, se debería avanzar en los centros de educativos con campañas de información /educación, con fines preventivos y curativos.
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