La alergia farmacológica, es una reacción adversa a un fármaco, resultado de una sensibilización previa por el mismo compuesto o por alguno íntimamente relacionado.
Para que un fármaco produzca una reacción alérgica hace falta un contacto sensibilizante previo, ya sea con el mismo fármaco o con alguno muy vinculado químicamente.
Las reacciones alérgicas son la respuesta a la interacción antígeno-anticuerpo, consecuencia de una respuesta inmune a un fármaco o a una sustancia. Esta respuesta inmune puede considerarse como un mecanismo de defensa pero cuando se vuelve inapropiada provoca las manifestaciones típicas de la alergia. La capacidad de desarrollar una alergia preexiste, pero para que se produzca el estado alérgico el individuo debe ser sometido a una exposición previa. Por ello, para comprender mejor el fenómeno alérgico, se deben conocer los principios inmunológicos subyacentes que rigen el desarrollo de la afección y la producción de los síntomas.
Como ya se mencionó, la alergia es la consecuencia de una respuesta inmune a un fármaco o a una sustancia. Como en toda respuesta inmune, el compuesto es reconocido como extraño, es decir, es considerado como antigénico. Una vez que esto sucede, una porción del fármaco es secuestrada por los linfocitos del huésped, se procesa inmunológicamente y conlleva a la producción de dos tipos de efectores: se producirán anticuerpos específicos contra el antígeno por los linfocitos B y se elaborarán grandes cantidades de células efectoras específicamente sensibilizadas (linfocitos T). Los linfocitos T no producen anticuerpos, pero pueden regular la producción de anticuerpos de los linfocitos B. Tanto los linfocitos B como los T se comprometen con la estructura de la molécula del fármaco con el cual reaccionan.
Durante la respuesta inmune normal se evocan ambas inmunidades, la humoral mediada por anticuerpos y la celular. Esto se evidencia también en la alergia. Luego de la exposición al antígeno (alergeno), sobreviene un período durante el cual se instala la respuesta inmune, pero no aparecen síntomas (el período de retardo). Luego de este período comienzan a aparecer anticuerpos IgM en el suero del individuo. Éstos son rápidamente reemplazados por anticuerpos de la misma especificidad pero con diferente estructura en cadena. Es así como las células productoras de anticuerpos inducen el cambio de la IgM a otras clases de anticuerpos: IgG, IgA e IgE. No se ha demostrado la participación de ninguna de las demás clases de anticuerpos.
Principales Elementos para el Diagnóstico de una Reacción Alérgica
Para verificar que una reacción es de tipo alérgico, conviene tener presente los siguientes elementos:
La clasificación de Gell y Coombs, permite diferenciar las distintas alergias medicamentosas, entre ellas, los tipos I, II y III implican una reacción humoral. El tipo IV es de mediación celular. A continuación una breve descripción de cada tipo:
Algunos individuos tienen mayor predisposición a desarrollar alergia que otros. Se dice que estas personas son atópicas, y su condición se denomina atopía. Como regla, los sujetos con muchas alergias conocidas a alimentos, a fármacos y a otras sustancias, tienen mayor probabilidad de desarrollar alergia que aquellos que carecen de dichos antecedentes, igualmente sucede con los antecedentes familiares, si el individuo desciende de padres o abuelos asmáticos o con condición de atopía, tendrán mayor tendencia a convertirse en alérgicos. Estas personas se pueden detectar mediante un cuidadoso y exhaustivo interrogatorio.
Conviene tener presente, sin embargo, que durante la anamnesis al paciente, a veces las personas niegan la sensibilidad a una sustancia que, en realidad, es responsable de la reacción alérgica. Por ejemplo, un paciente presenta una reacción alérgica a la penicilina, y aún así niega haberla recibido alguna vez. Esta situación puede tener varias explicaciones: 1) el compuesto fue suministrado a temprana edad y la persona no fue informada. 2) Muchos alimentos para animales contienen antibióticos como preservativos, de tal forma que al individuo consumir la carne del animal, sin saberlo tiene contacto con el antibiótico. Por ello, aunque la anamnesis es una excelente herramienta no siempre recoge toda la información requerida.
Si la anamnesis indica que el paciente es alérgico a un fármaco, debe seleccionar para su tratamiento un compuesto distinto y que no esté emparentado químicamente con el primero. Si el individuo está tomando un medicamento y surge en el curso del tratamiento una reacción alérgica, se debe interrumpir su administración y cambiarlo por otro completamente diferente. Una vez que un paciente es alérgico a un determinado compuesto, se lo debe considerar en esa condición de por vida. En los momentos actuales no existe método alguno para revertir la condición alérgica a un medicamento.
En general, las reacciones alérgicas comienzan como manifestaciones dérmicas leves, pero se vuelven progresivamente más severas si prosigue la estimulación.
Conviene recordar finalmente, que ante la sospecha de que el paciente tiene un terreno alérgico con mucha predisposición a presentar alergia, preferiblemente no se le debe indicar fármacos tan alergénicos como la penicilina y la aspirina.
Referencias Bibliográficas
|