Discurso pronunciado por la Dra. Cecilia Garcia-Arocha, Decana de la Facultad de Odontología, en la clase inaugural del curso introductorio para los alumnos de nuevo ingreso. 21/04/1997

Cecilia Garcia-Arocha

Luego de un difícil período que, teniendo origen en la lucha universitaria por el logro de justas condiciones para el delicado trabajo que le corresponde realizar como Institución del saber y formadora de profesionales, científicos y ciudadanos, la mantuvo en un prolongado receso, la Universidad Central de venezuela y la Facultad de Odontología, reinician sus actividades, coincidiendo felizmente esta reapertura con el recibimiento de un significativo número de jóvenes que egresados de la educación media, hacen hoy su ingreso a la educación superior.

Les recibe una Universidad nacida el 22 de diciembre de 1721 con el nombre de Real y Pontificia Universidad de Caracas, nombre que a partir de 1826 se transforma en Universidad Central de venezuela, soñada por el Libertador como una "Institución abierta a todas las corrientes del pensamiento, con amplia libertad de Cátedras... donde ni el dinero, ni el color de la piel, ni las creencias religiosas han sido impedimento para ingresar a sus aulas y optar por títulos académicos, y que atiende a los principios que la definen como una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre e inspirar su enseñanza en un definido espíritu de democrecia, de justicia social y de solidaridad humana".

Dentro de esta U.C.V.les recibe la Facultad de Odontología, casa nueva que uds. han elegido y en la que a partir de hoy transcurrirá parte importante de sus vidas, en la que se madurará la personalidad que se moldeó en sus hagares bajo los principios de moral, religión y civismo, se ampliaran los conocimientos adquiridos en la Educación Media y se adquirirán otros: los específicos de la profesión y los relacionados con ella, entrarán en contacto con avances científicos-tecnológicos, desarrollarán habilidades y destrezas, interpretarán múltiples fenómenos de la ciencia, de la conducta humana, de la salud-enfermedad, de la sociedad. Aprenderán a pensar en colectivo, a defender con argumentos sólidos y serios los criterios propios, porque la misión de la Universidad va más allá de la formación para el ejercicio, la Universidad también debe formar para la vida.

La Odontología elegida por ustedes como profesión, requiere para su ejercicio, como toda profesión científica de cuatro elementos fundamentales:

  • Facultades intelectuales debidamente cultivadas para el aprendizaje e intepretación y aplicación de los conocimientos
  • Estudio de las asignaturas que se requieren para adquirir los conocimientos generales y especiales.
  • Adquisición de las correspondientes técnicas para la aplicación práctica de dichos conocimientos.
  • Utilidad social de la aptitud adquirida.

Pero además requiere de un elevado sentido de la ética, entendida ésta no como un código, sino como una cuestión de conciencia moral, como una conducta, que como lo señalara el Dr. Rafael Rízquez Iribarren, no está determinada por un conjunto de reglas para circunstancias sino "una verdadera y constante actitud en el desarrollo de la vida y en el desempeño profesional, sujeto al logro de ideas y no la obligación accidental que les permita lograr un mas brillante y productivo ejercicio".

En este sentido nuestra Facultad se ha planteado rescatar para el enriquecimiento de vuestra formación, los principios y elementos que permitan reafianzar los valores que en relación a ello ustedes posean y acrecentarlos con orientaciones, que derivadas de los nuevos enfoques biomédicos, se hacen imprescindibles y han dado origen a una nueva y fascinante disciplina: la Bioética.

El cambio que produce el tránsito de la Educación Secundaria de la que recién egresan a una que exige mayor dedicación, reflexión, que orienta como dijimos a la adquisición de una madurez intelectual y prepara para la vida profesional, no es fácil; se acompaña además de una serie de temores, muchas veces infundidos por la imagen que intereses mezquinos presentan de la Universidad, que la hace aparecer ante ustedes como un Centro en el que el caos y la violencia constituyen una diaria rutina, en el que el nivel de exigencia no es compatible con la oferta de capacitación y compresión de su personal docente, su permanencia como como parte de ella les hará mitigar esos temores, entenderán que las Instituciones de Educación Superior no pueden ser pasivas ante la constante agresión que, en todo sentido, son víctimas, no sólo ellas sino la población venezolana; que en una comunidad inmensamente poblada y conformada por una heterogenidad de caracteres, idiologías, no pueden estar ausentes elementos minoritarios que puedan distorsionar su esencia, pero estos eventos no son su exclusividad ni tampoco la verdadera expresión de la vida universitaria, que el universitario jamás podrá ser sumiso, servil ni dependiente; que la Universidad es por sobre todo las cosas "la conciencia del alma nacional".

Hacer menos fuerte ese cambio depende de gran parte de ustedes, del crecimiento personal que cada día vaya alcanzando y de nosotros, que una vez más ratificamos el firme propósito de cumplir como hasta ahora lo hemos hecho, con nuestro deber de docentes y de contribuir con ello a la orientación y la palabra oportuna que en más de una ocasión, les hará falta.

No fue fácil para la Odontología transitar por el camino que le conducirá a alcanzar el status que hoy ostenta, su consolidación como profesión de carácter científico se obtuvo luego de duras batallas; guerreros de ellas y por tanto hacedores de su historia, se mantienen firmes en el tiempo, en el recuerdo y en cada una de las acciones que constituyen avance, los nombres de Foción Febres Cordero, Raúl García Arocha, entre otros; actos como el de hoy llevan inmerso en forma tácita, el homenaje-retribución a esas luchas pues la incorporación cada vez mayor de caras y mentes frescas, jóvenes, constituyen para la Odontología una inyección de estusiasmo, de ideas, de reafirmación del reconocimiento de ella como profesión de prestigio y esperanza de que nuevas generaciones podrán caminar con ella en el camino hacia la excelencia.

Militamos en el convencimiento que el verdadero profesional, cualquiera sea su área de formación, debe conocer e internalizar los aspectos históricos que giran alrededor de ella, para poder sentirla intensamente, honrarla y enaltecerla con su conducta y ejecutorias y en ese sentido, quiere nuestra Facultad retomar también para el conocimiento de sus estudiantes esa relación y análisis de hechos que configuran su historia pasada, presente que esbozan la que habremos de vivir. Varias figuras han sido en diferentes manera e intensidad, actores de buenos y también por que no decirlo, difíciles por no desagradables episodios y con su obra han apuntado y/o engrandecido a la Odontología, hemos mantenido la hermosa tradición de que sea una de esas figuras quien reciba a los nuevos estudiantes, por varios años el Dr. Julio Alfonzo Vaz tuvo a su cargo el dictado de la Clase Inaugural, ausente hoy, desde el infinito seguramente observándonos, recibá el homenaje de admiración y profundo recuerdo que a su memoria rendimos, nos imaginamos además su sonrisa satisfecha escuchando atentamente a quien en este compromiso le sucede y quien ha sido su gran amigo: el Dr. Héctor Bescanza, distinguido venezolanos perteneciente al personal docente jubilado de nuestra Facultad, el Odontólogo que quizás mayor tiempo de ejercicio activo en la profesión haya tenido, son cerca de 60 años de actividad, cronológicamente rebasa los 80 años, pero su espiritu, su entusiasmo, su lucidez intelectual nos lo presenta como un jóven de gran experiencia, cuya presencia entre nosotros es motivo de orgullo y cuya generosidad, al aceptar nuestra invitación, agradecemos inmensamente.

Disciplina, rigor, honestidad, son características del Dr. Bescanza, activo participante de pasadas luchas. Su nombre también formó parte de la historia Odontológica cuando apoyaba vehementemente el proyecto de reforma de los estudios de Odontología, cuando replicaba valientemente ante los "conceptos ofensivos y contradictorios del Dr. José Izquierdo en sus publicaciones sobre el mencionado proyecto", cuando suscribía el acuerdo de los profesores de la Facultad de Odontología frente a la promulgación de l Decreto 321 por el cual la Juta de Gobierno de los Estados Unidos de Venezuela en 1951, crea el consejo de Reforma de la U.C.V., que constituye al Consejo Universitario y demás Organismos de dirigentes universitarios, vulnerando su autonomía.

Al dejarles ante la presencia y palabra del Dr. Bescanza, culmino las mías con una frase que en ocasiones similares, en 1965, pronunciara mi padre Raúl García Arocha y que por oportuna he repetido también en ocasiones como esta:

"La nación Venezolana espera y reclama del estudiante de hoy, la entrega sin reservas de su energía y esfuerzo en la consagración a la disciplina del estudio. El reto que tienen es el de gacer mañana una patria grande y poderosa, con el aporte de las enseñanzas que la Universidad ha de brindarles. Con claridad de conciencia debemos satisfacer las exigencias de la hora actual, en el deber que se inicia cada mañana con el estudio y se extiende por las aulas en el renovado mensaje de fe y esperanza en los destinos de Venezuela. Tenemos conciencia de que el compromiso universitario es hondo y exigente . Cumplan ustedes su deber señores estudiantes, que nosotros cumpliremos con el nuestro".

Bienvenidos